lunes, 21 de diciembre de 2009

IAIDO Y KENDO

Como arte marcial consolidado en nuestros días, el IAIDO es una disciplina que se haya inserta, a nivel federativo, dentro del KENDO, como una especialización o parte del mismo. No obstante, si digo que está suficientemente consolidado es porque considero que su finalidad y sus medios son distintos a los de esta última disciplina. En efecto, el KENDO ha seguido el camino de otras artes marciales japonesas, sufriendo una transformación evidente desde la II Guerra Mundial, en la que ha primado el cambio hacia una actividad deportiva, donde se abre la puerta al mundo de la competición, de los combates reglados, de las técnicas que mejor “puntúan”, etc, como resultado de la presión sufrida tras la victoria de los EE.UU. de Norteamérica sobre Japón, y la búsqueda de suavizar el aspecto “marcial” o “militar” de sus técnicas.
El IAIDO, en cambio, aunque también ha debido transformar su finalidad original, que era mucho más práctica: desenvainar y cortar en un solo movimiento, ha permanecido fiel a la herencia transmitida a lo largo de muchas generaciones, a través de los Katas, Como artes que tienen en común el uso de la espada japonesa (Katana), se podría afirmar que ambas son complementarias, aunque desde mi punto de vista veo más lógica la relación entre Ken Jutsu e IAI DO, que entre este último y KENDO. Para sostener esta opinión, me baso en la herramienta básica de ambas disciplinas: el sable.
Si bien el shinai de Kendo permite trabajar los cortes sin los riesgos que conlleva el uso de un sable auténtico, observo una y otra vez cómo los “cortes” que se efectúan en KENDO se asimilan más a “golpes” que a otra cosa. No puede ser de otra forma, ya que el shinai, derivado del sable, no presenta la curvatura de una Katana, y por otro lado es de mayor longitud, lo que favorece la posibilidad de “marcar” a más distancia. Además, el sable transmite unas sensaciones durante su manejo, difícilmente equiparables a la de su hermano de bambú en cuanto a equilibrio, peso y forma de manejo.
En cierta ocasión, un maestro de KENDO comentó que lo difícil en este arte es que se tiene a un contrario enfrente, mientras que en IAIDO la dificultad estriba precisamente en que no se tiene a nadie delante. El trabajo en IAIDO es básicamente interior. Se “visualiza” o se presiente al contrario, se busca el gesto perfecto, la posición y técnica correcta, y a través de ello se sublima el acto de “cortar al enemigo” para llegar a “cortar a uno mismo”, esto es, cortar nuestro ego, nuestro egoismo, presuntuosidad, y en definitiva lo negativo que hay dentro de cada practicante que le pueda llevar a considerarse superior a los demás, entrando así en el camino de la armonía, de la unión con todo lo que le rodea a uno.
El camino del sable ha influido en otras artes marciales, y quizá el AIKIDO sea su mejor ejemplo. Una visión profunda, detallada, de las técnicas de este arte marcial nos lleva a comprender la estrecha relación entre ambos, por lo que se deduce que las sinergias derivadas de la práctica común de ambas artes favorecerá el desarrollo del individuo y de sus técnicas en cada una de ellas, respectivamente.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Os aconsejo la visita al video HACHIDAN sobre interpretaciones de varios grandes maestros de Iaido, del kata Ryuto, de la serie Omori Ryu (Muso Shinden Ryu). ¡Disfrutadlo! Lo podéis encontrar en YOU TUBE poniendo el nombre en criterio de búsqueda, o en la dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=aLUzztpsjYU

lunes, 14 de diciembre de 2009

"El arte verdadero no tiene meta ni intención. Cuanto más obstinadamente perseveréis en querer soltar la flecha para alcanzar un objetivo seguro, menos lo lograréis y más se alejará de vosotros" Anzawa Heigiro, maestro de Kyudo.

Los orientales dicen que un meditante muere dos veces al día: la práctica del Budo nos enseña a morir cada día, pero obviamente no "morir" en el sentido literal, sino en el metafórico: se muere a un deseo, a una vanidad, a las defectuosas ilusiones que en muchas ocasiones nos hacen confundir lo virtual o imaginario, con lo real. Por eso, el Iai tiene un significado que trasciende lo puramente físico. Es, literalmente, estar centrados en el presente, vivir el momento actual como si del último instante se tratase.

El cambio de vestimenta en el Dojo tiene un simbolismo: quitarnos todo lo que traemos de fuera, y me refiero a las preocupaciones, al cansancio, las rivalidades, el stress, los pensamientos negativos, y colocarnos una prenda límpia, distintiva, que nos ayudará a "cambiar el escenario de nuestra conciencia y de nuestra acción". Realmente es como un bautismo cada vez que acudimos al Dojo para entrenar. En algunas religiones se introduce el cuerpo del adepto en agua para purificarle y darle la entrada a una nueva vida; en el caso del budoka, esa "inmersión" es el cambio de vestimenta, es un rito que va más allá de ajustarse una chaqueta y un pantalón, y atarse un cinturón. El aspecto externo de ese acto cotidiano no tiene realmente importancia. Lo importante está detrás del gesto: lo que busca en cada uno de nosotros al realizarlo, como paso previo a pisar el tatami. Eso sí es importante.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El Iaido como arte marcial y escuela de vida forma parte de mi expresión como individuo. La práctica contínua de este "Do" o camino, aporta cualidades que van más allá del mero ámbito de lo "físico", y que desarrollan a la persona en aspectos también internos, como es la perseverancia, la actitud de comprensión hacia todo lo que nos rodea, sean personas o circunstancias, y finalmente de uno mismo. Nos hace conocer los puntos débiles de nuestro caracter, y así poder afrontarlos y superarlos. Solo hace falta una cosa para ello: practicar, practicar, y cuando creemos que todo está hecho, seguir entrenando. Los resultados, como en cualquier arte marcial, no son inmediatos, pero sí acumulativos. Al fin y al cabo, el camino más largo se inicia dando un paso. Espero que este blog anime y ayude a todos los que se acerquen a él, a comenzar el recorrido...